Ser o no ser, esa es la cuestión

Isaac Wesley
3 min readNov 3, 2019

“Ser o no ser, esa es la cuestión” (en inglés, to be, or not to be, that is the question) Es la famosa frase del monólogo del personaje Hamlet de la obra de teatro Hamlet, principe de Dinamarca, escrita por el dramaturgo inglés William Shakespeare.

Significado de la frase “Ser o no ser, esa es la cuestión”

Hamlet está entrando en escena cuando comienza un monólogo. La frase inicial del monólogo es “ser o no ser, esa es la cuestión”. Tan complejo como pueda parecer el problema, en realidad es muy simple. Ser o no ser es exactamente eso: existir o no existir y, en última instancia, vivir o morir.

El personaje del drama de Shakespeare continúa: “¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades,
y darlas fin con atrevida resistencia? Morir es dormir.” La vida está llena de tormentos y sufrimientos, y la pregunta de Hamlet es si es mejor aceptar la existencia con su dolor inherente o acabar con la vida.

Hamlet continúa su cuestionamiento. Si la vida es un sufrimiento constante, la muerte parece ser la solución, pero la incertidumbre de la muerte supera los sufrimientos de la vida. La conciencia de la existencia es lo que intimida el pensamiento suicida, porque antes viene el miedo a lo que pueda existir después de la muerte. El dilema de Hamlet se ve agravado por la posibilidad de un castigo eterno por ser un suicida.

“Ser o no ser” se convirtió en un amplio cuestionamiento existencial. Más allá de la vida o la muerte, la frase se convirtió en una pregunta sobre la propia existencia humana. “Ser o no ser” es sobre actuar, tomar medidas y posicionarse o no delante de los acontecimientos.

Monólogo Ser o no ser, esa es la cuestión (Hamlet)

Ser, o no ser, ésa es la cuestión.
¿Cuál es más digna acción del ánimo,
sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta,
u oponer los brazos a este torrente de calamidades,
y darlas fin con atrevida resistencia?
Morir es dormir. ¿No más?
¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron
y los dolores sin número,
patrimonio de nuestra débil naturaleza?…
Este es un término que deberíamos solicitar con ansia.
Morir es dormir… y tal vez soñar.
Sí, y ved aquí el grande obstáculo,
porque el considerar que sueños
podrán ocurrir en el silencio del sepulcro,
cuando hayamos abandonado este despojo mortal,
es razón harto poderosa para detenernos.
Esta es la consideración que hace nuestra infelicidad tan larga.
¿Quién, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales,
la insolencia de los empleados,
las tropelías que recibe pacífico
el mérito de los hombres más indignos,
las angustias de un mal pagado amor,
las injurias y quebrantos de la edad,
la violencia de los tiranos,
el desprecio de los soberbios?
Cuando el que esto sufre,
pudiera procurar su quietud con sólo un puñal.
¿Quién podría tolerar tanta opresión, sudando,
gimiendo bajo el peso de una vida molesta
si no fuese que el temor de que existe alguna cosa más allá de la Muerte
(aquel país desconocido de cuyos límites ningún caminante torna)
nos embaraza en dudas
y nos hace sufrir los males que nos cercan;
antes que ir a buscar otros de que no tenemos seguro conocimiento?
Esta previsión nos hace a todos cobardes,
así la natural tintura del valor se debilita
con los barnices pálidos de la prudencia,
las empresas de mayor importancia
por esta sola consideración mudan camino,
no se ejecutan y se reducen a designios vanos.
Pero… ¡la hermosa Ofelia! Graciosa niña,
espero que mis defectos no serán olvidados en tus oraciones.

Hamlet: III acto, escena 1.

William Shakespeare

--

--

Isaac Wesley

Apasionado de la tecnología, comparto mis conocimientos y experiencias en Medium para ayudar a entender mejor cómo la tecnología puede mejorar nuestra vida.